A lo largo de su trabajo Cooper habla de las presiones y juicios sociales que conducen a la reclusión y la condenación de los enfermos mentales y comenta que “….El antipsiquiatra debe estar dispuesto a ingresar en su propia locura, quizás hasta el punto de ser invalidado socialmente, ya que si así no lo hace, no estará capacitado.” Asegura que la rigidez institucional que forma parte las prácticas tradicionales de la psiquiatría, fomenta una conducta violenta entre los pacientes, de tal forma que a mayor restricción, mayor presión social y mayor incapacidad, por lo tanto los pacientes tienden a empeorar.
De esta forma todos los prejuicios que formaban parte de las prácticas psiquiátricas tradicionales se fueron derrumbando, sin embargo, los pacientes en muchas ocasiones tenían dificultades para mantener control de su nueva vida, ajena a la represión, lo que conllevaba al desorden y la ansiedad de relacionarse en este nuevo ambiente. La antipsiquiatría es el primer paso en la lucha contra la violencia, la exclusión y la represión en los psiquiátricos, y no solo se quedo entre las paredes de estos recintos; se desarrollo como un movimiento social que posteriormente influyo en otros movimientos. Como Cooper comenta “… hay que evitar que la locura sea recuperada por el sistema y que sea asesinada como posibilidad subversiva.”
Mediante este texto, Cooper nos explica ciertas interrogantes que le surgen a cerca del método tradicional de la Psiquiatría, sobre todo aquello que tiene que ver con el tarto y el resago social que sufren las personas con transtornos mentales como la ezquizofrenia, por lo que el propone una serie de cuestionamientos y análisis de oposición a los métodos tradicionales, a lo cual llama "antipsiquiatría".
La antipsiquiatría cuestionó el pesimismo psiquiátrico sobre las personas rotuladas como enfermos mentales.
Gracias a trabajos como el de Cooper, se idearon esquemas para combatir el estigma y la discriminación; para ayudar a la gente con problemas mentales a actuar en la sociedad y a involucrarse en servicios de pacientes de salud mental. No obstante, aquellos que activa y abiertamente discutieron la práctica tradicional de la psiquiatría también fueron criticados pero los ideales que los antipsiquiatras siguieron.
Políticamente la antipsiquiatría está asociada a ideas políticas fundamentadas en una ética propia junto con la interpretación racional.
Los primeros capítulos de antipsiquiatría nos introducen al campo de la psiquiatría, nos enseña como esta ciencia diferencia entre una persona sana y una persona enferma, nos muestra las dificultades en cuanto al diagnóstico y como se llevan a cabo algunos de los tratamientos. Así mismo nos enseña las dificultades que presentan los pacientes internados en una institución psiquiátrica y como sufren de violencia. También nos muestra la importancia que juega la familia en el caso de la esquizofrenia.
En los primeros párrafos del capítulo uno, Cooper nos dice que existen conductas diferentes a causa de procesos biológicos como enfermedades del cerebro y que existen otras conductas “anormales” que no son explicables en los términos de ningún proceso biológico conocido. Así estas últimas son clasificadas como “anormales” por las personas que interaccionan con el paciente. Aquí me pregunto si realmente estas conductas diferentes pueden considerarse una enfermedad o si son variaciones de la conducta humana que aún no comprendemos o que no encajan en nuestra percepción de lo normal pero que no por eso son enfermedades que necesitan un tratamiento.
El primer capítulo de antipsiuatría nos introduce a lo que es la psiquatría y sobre como esta trata a personas “enfermas” y que al hacer esto los internados sufren de un tipo de “violencia” En el capítulo dos nos habla sobre los estudios de familia de pacientes esquizofrénicos y de cómo la locura no está en una persona sino en un sistema de relaciones de cual forma parte el paciente y por ende el paciente se puede considerar el más “sano” dentro de esta red. En este capítulo lo que más me llamó la atención fue un comentario que hiso la mamá de Eric en la que dice “..y yo creo, ¿sabes?, que llega un momento en el que puedes ver a tus padres con perspectiva: sabes que fueron buenos contigo de muchas maneras cuando eras joven, y que te ayudaron, pero llega un momento en que los ves como adultos, y los criticas como adultos, separados de ti. No los ves color de rosa como en la niñez. Esto llamó mi atención porque justo me está pasando esto con mis papás.
En el capítulo cuatro Cooper nos introduce a su idea de una terapia antipsiquiátrica basada en una forma de organización social proclamada comunidad terapéutica relacionando al “paciente” con los demás. Esta relación debe ser tal que en la estructura total se debe mantener inviolada la soledad como interioridad enriquecedora, mientras que al mismo tiempo por medio de contacto entre los mundos interiores y exteriores existe una comunidad. La idea es que el paciente se fragmente y la comunidad lo ayude a reintegrarse. Me encantó que en la ejecución de este proyecto en la Villa 21 se rompiera la visión paciente-personal, aquí Cooper contradice a la psiquiatría al evitar que los pacientes sufrieran de la violencia sutil por la que normalmente pasarían en un instituto psiquiátrico normal. Esta eliminación de la jerarquización formal llegó a tal punto que se decía que la diferencia entre el paciente y el personal era que el paciente vivía bajo una frustración sexual mientras que el personal no
Los primeros capítulos de antipsiquiatría nos introducen al campo de la psiquiatría, nos enseña como esta ciencia diferencia entre una persona sana y una persona enferma, nos muestra las dificultades en cuanto al diagnóstico y como se llevan a cabo algunos de los tratamientos. Así mismo nos enseña las dificultades que presentan los pacientes internados en una institución psiquiátrica y como sufren de violencia. También nos muestra la importancia que juega la familia en el caso de la esquizofrenia.
En los primeros párrafos del capítulo uno Cooper nos dice que existen conductas diferentes que existen a causa de procesos biológicos como enfermedades del cerebro y que existen otras conductas “anormales” que no son explicables en los términos de ningún proceso biológico conocido y que estas últimas son clasificadas como “anormales” por las personas que interaccionan con el paciente. Aquí me pregunto si realmente estas conductas diferentes pueden considerarse una enfermedad o si son variaciones de la conducta humana que aún no comprendemos o que no encajan en nuestra percepción de lo normal pero que no por eso son enfermedades que necesitan un tratamiento.
Lo que más me llamó la atención de los primeros capítulos de la lectura de Cooper sobre antipsquiatría es la parte en la que dice que los pacientes “enfermos” sufren de violencia por parte de las personas “sanas” que interactúan con él. Cooper dice que el término "violencia" se refiere a un sentido de acción corrosiva de la libertad de una persona sobre la libertad de otra, esto se ve reflejado en el caso de Eric quién es acusado, de cierta forma, de ser esquizofrénico por parte de sus padres sólo por presentar algunos episodios violentos. Aquí cómo podemos decir que Eric en verdad tiene una enfermedad. Leyendo el ejemplo que da Cooper, en mi opinión, el caso de Eric no es una enfermedad y ni siquiera podría decirse que es un caso de esquizofrenia. Entonces por qué fue diagnosticado y tratado como uno. ¿Podría ser que la segunda vez que fue internado se debiera a los tratamientos de la primera vez que fue internado?
La idea de Cooper es realizar una terapia de comunidad donde el objetivo de esta es permitir libertades, en situaciones en las que las personas puedan estar juntas de modo tal que les sea realmente posible dejar a solas a cada uno de los miembros. También Cooper nos dice que los encuentros grupales familiares son muy importantes para dicho tratamiento, con esto nos resalta la importancia que juega el papel de la familia en la esquizofrenia. El “éxito” relativo de la Villa 21 nos muestra que para que una terapia de este tipo pueda tener un desarrollo ulterior debe estar fuera de los confines de una institución más grande que la restrinja y la regrese a la práctica normal o clásica. Al final Cooper nos dice que la tarea de la psiquiatría consiste en permitir y en ayudar a que el paciente siga viviendo como persona a través del proceso de destrucción y posterior reestructuración de su medio interior.
En esta lectura Cooper nos introduce a lo que es la psiquiatría, lo que se me hace muy interesante es como resalta que la psiquiatría es practicada por personas “sanas” para personas “locas”. También nos muestra un ejemplo de un chico (Eric) diagnosticado con esquizofrenia y cómo es importante el papel de la familia en esta enfermedad.
Hoy en día a pesar de tener más conocimientos sobre la función y fisiología del cerebro, todavía nos falta mucho por recorrer para lograr comprender la mente humana. Cooper menciona que la psiquiatría tiene un índice de fracaso alto en sus tratamientos, esto me hace pensar que tal vez esto se deba a la dificultad que presenta esta ciencia en cuanto a la definición de enfermedad y cura, que como se mencionó en clase no puede ser la misma que se utiliza en la medicina tradicional ya que el cerebro es mucho más complejo, sin mencionar el aspecto variable de la individualidad del cerebro, como para sólo anotar los síntomas y ejecutar un tratamiento que liberará al paciente de su enfermedad.
El estudio vertical y horizontal para comprender la conducta del paciente se refiere a su desarrollo en la familia y retrocede hasta los orígenes familiares de sus padres, también incluye sus reacciones de “aquí” y “ahora”. Básicamente Cooper nos dice que para que una persona que está enferma mentalmente se “cure” necesita fragmentarse y unificarse nuevamente y pone en práctica sus teorías en la Villa 21 donde rompe con los roles clásicos de paciente y personal. Me llamó la atención una parte que dice “quizá la característica esencial del liderazgo auténtico es la renuncia al impulso de dominar a los otros. Dominación significa control de la conducta de los otros cuando esa conducta representa para el líder aspectos proyectados de su propia experiencia” aquí Cooper contrasta la diferencia entre la psiquiatría (dominación de la conducta) y de lo que él trata de hacer con la antipsiquiatría que es eliminar esta dominación de la conducta de los enfermos y dejar de amoldarlos en gente sana.
En los primeros capítulos de antipsiquatría Cooper nos muestra que existe muy poco conocimiento sobre lo que son las enfermedades del cerebro que no son explicables por medios de procesos biológicos y que existe muy poco conocimiento explícito sobre lo que ocurre realmente cuando alguien es internado en un hospital psiquiátrico. También menciona que problema de las enfermedades mentales no son culpa de la persona “enferma”, sino que se debe a una red interectuante de personas de la cual el paciente internado es abstraído mediante un truco conceptual previo. Para lo que Cooper dice que “uno se siente tentado a considerar la hipótesis de que en las familias "psicóticas" el paciente esquizofrénico identificado por su episodio psicótico está tratando de liberarse de un sistema alienado, y es por lo tanto en cierto sentido menos "enfermo" o, por lo menos, no tan alienado que los vastagos "normales" de las familias "normales".
Cooper dice que la meta de la terapia en comunidad es comprender la conducta presente del paciente y la presentación esquizofrénica de sí mismo. En el siguiente capítulo nos describe su proyecto practicado en la Villa 21, en este lugar Cooper logra que exista grado de libertad de movimiento mayor que el que consienten los roles altamente artificiales de “personal” y “paciente” impuestos por la psiquiatría convencional a tal punto en el que se elimina esta clasificación. Al final, mi parte favorita, fue en la que comienza a hablar de la curación y de cómo la psiquiatría tradicional busca esta curación, de cómo esta palabra implica el tratamiento químico para hacerlas más útiles y de mejor gusto, en este caso, a las personas y de cómo esto va en contra de restaurar la salud. Me gustó porque nos enseña esta parte inhumana de la psiquiatría y de cómo invalidamos a las personas que son diferentes a nosotros, ¿quién nos dio el derecho de curar a otra persona para que se acople a nuestro gusto?
La violencia en psiquiatría es sutil y sinuosa, impartida por las personas "sanas" contra los "locos". La definición de la salud y la locura son confusas, y quienes se aventuran en ella son tan uniformemente aterrorizados por los indicios de lo que podrían encontrar, no solamente en "los otros", sino también en sí mismos.En lo personal, el esquema de locura-salud que propone Cooper me hizo reflexionar acerca de si realmente todos llegamos a un punto de normalidad y qué tan bueno es llegar a ése punto; dado que desde mi perspectiva, pareciera un punto pasivo gobernado por la ecuanimidad, y si éso conlleva al camino de los sanos, preferiría estar loca toda mi vida. El aprendizaje del rol parece ser más una arma biopolítica disfrazada. En algunas ocasiones, (y ésto ocurría con mayor frecuencia en décadas anteriores, donde un comportamiento "anormal" era directamente relacionado con patologías, en ocasiones inexistentes del cerebro), el tratamiento psiquiátrico es un condicionamiento a un conformismo forzado;
En la primera lectura Cooper dice “desde la matriz pasamos al nacer al casillero de la familia, desde la cual avanzamos hacia el casillero del a escuela y que cuando dejamos la escuela estamos tan condicionados y habituados al encasillamiento que en adelante nosotros mismos erigimos nuestro casillero, hasta que nos morimos”. Este enunciado muestra la necesidad del humano por clasificar todo a su alrededor, incluso a nosotros mismos; esta tendencia se ve en la clasificación que hay entre una persona “sana” y una persona “enferma”, o entre conductas “normales” y conductas “anormales”, por lo que yo entendí de estos primeros capítulos, en la psiquiatría si presentas una conducta anormal entonces eres una persona enferma y que debe ser tratada, y como dice Cooper esto representa un acto de violencia hacia la persona “enferma”.
En la segunda lectura se deja ver lo innovador de la propuesta de Cooper en su tratamiento antipsiquiátrico de terapia en comunidad; a diferencia de la psiquiatría este tratamiento es grupal y no individual, las experiencias psicóticas pueden conducir a un estado humano más avanzado si son guiadas correctamente y que la interferencia psiquiátrica impide este mejoramiento. Una de las cosas que me llamaron la atención fue la elección del personal de enfermería, Cooper optó por enfermeros jóvenes que su actitud hacia el trabajo era menos probable que hubiera sido deformada por la institucionalización, esto se me hiso muy relevante ya que nos muestra un poco la rigidez de la psiquiatría tradicional y pone en evidencia su objetivo mencionado en capítulos anteriores sobre tratar a la enfermedad y no al enfermo, y de cómo busca que el paciente sea “normal” cuando debería buscar que sea “funcional” en la sociedad aunque siga estando loco.
En la segunda parte del texto, coincido bastante con Cooper cuando expone que para lograr un cambio en el comportamiento no sólo de un paciente, si no de un individuo; es necesaria una deconstrucción y una posterior construcción de un nuevo yo. Estoy de acuerdo con Cooper en que con la guía correcta, la experiencia "psicótica" puede conducir a un estado humano más avanzado, siempre y cuando no exista una patología fisiológica que sea la causante directa del estado de locura del paciente. La idea de la separación de pacientes en la villa 21 me pareció muy acertada, y más aún el hecho de que se quisiera romper con los roles de paciente y personal, pienso que los pacientes con crisis psicóticas más que un "personaje que les dé órdenes" , que les diga lo que está bien o mal o pueden o no hacer, necesitan cierta cercanía que les dé un poco de confianza y minimizar el impacto negativo que podría ejercer el ingreso a una institución psiquiátrica sobre el paciente, para entonces ambos encontrar el mejor camino en beneficio.
A lo largo de su trabajo Cooper habla de las presiones y juicios sociales que conducen a la reclusión y la condenación de los enfermos mentales y comenta que “….El antipsiquiatra debe estar dispuesto a ingresar en su propia locura, quizás hasta el punto de ser invalidado socialmente, ya que si así no lo hace, no estará capacitado.” Asegura que la rigidez institucional que forma parte las prácticas tradicionales de la psiquiatría, fomenta una conducta violenta entre los pacientes, de tal forma que a mayor restricción, mayor presión social y mayor incapacidad, por lo tanto los pacientes tienden a empeorar.
De esta forma todos los prejuicios que formaban parte de las prácticas psiquiátricas tradicionales se fueron derrumbando, sin embargo, los pacientes en muchas ocasiones tenían dificultades para mantener control de su nueva vida, ajena a la represión, lo que conllevaba al desorden y la ansiedad de relacionarse en este nuevo ambiente. La antipsiquiatría es el primer paso en la lucha contra la violencia, la exclusión y la represión en los psiquiátricos, y no solo se quedo entre las paredes de estos recintos; se desarrollo como un movimiento social que posteriormente influyo en otros movimientos. Como Cooper comenta “… hay que evitar que la locura sea recuperada por el sistema y que sea asesinada como posibilidad subversiva.”
Mediante este texto, Cooper nos explica ciertas interrogantes que le surgen a cerca del método tradicional de la Psiquiatría, sobre todo aquello que tiene que ver con el tarto y el resago social que sufren las personas con transtornos mentales como la ezquizofrenia, por lo que el propone una serie de cuestionamientos y análisis de oposición a los métodos tradicionales, a lo cual llama "antipsiquiatría".
La antipsiquiatría cuestionó el pesimismo psiquiátrico sobre las personas rotuladas como enfermos mentales.
Gracias a trabajos como el de Cooper, se idearon esquemas para combatir el estigma y la discriminación; para ayudar a la gente con problemas mentales a actuar en la sociedad y a involucrarse en servicios de pacientes de salud mental. No obstante, aquellos que activa y abiertamente discutieron la práctica tradicional de la psiquiatría también fueron criticados pero los ideales que los antipsiquiatras siguieron.
Políticamente la antipsiquiatría está asociada a ideas políticas fundamentadas en una ética propia junto con la interpretación racional.
Los primeros capítulos de antipsiquiatría nos introducen al campo de la psiquiatría, nos enseña como esta ciencia diferencia entre una persona sana y una persona enferma, nos muestra las dificultades en cuanto al diagnóstico y como se llevan a cabo algunos de los tratamientos. Así mismo nos enseña las dificultades que presentan los pacientes internados en una institución psiquiátrica y como sufren de violencia. También nos muestra la importancia que juega la familia en el caso de la esquizofrenia.
En los primeros párrafos del capítulo uno, Cooper nos dice que existen conductas diferentes a causa de procesos biológicos como enfermedades del cerebro y que existen otras conductas “anormales” que no son explicables en los términos de ningún proceso biológico conocido. Así estas últimas son clasificadas como “anormales” por las personas que interaccionan con el paciente. Aquí me pregunto si realmente estas conductas diferentes pueden considerarse una enfermedad o si son variaciones de la conducta humana que aún no comprendemos o que no encajan en nuestra percepción de lo normal pero que no por eso son enfermedades que necesitan un tratamiento.
El primer capítulo de antipsiuatría nos introduce a lo que es la psiquatría y sobre como esta trata a personas “enfermas” y que al hacer esto los internados sufren de un tipo de “violencia” En el capítulo dos nos habla sobre los estudios de familia de pacientes esquizofrénicos y de cómo la locura no está en una persona sino en un sistema de relaciones de cual forma parte el paciente y por ende el paciente se puede considerar el más “sano” dentro de esta red. En este capítulo lo que más me llamó la atención fue un comentario que hiso la mamá de Eric en la que dice “..y yo creo, ¿sabes?, que llega un momento en el que puedes ver a tus padres con perspectiva: sabes que fueron buenos contigo de muchas maneras cuando eras joven, y que te ayudaron, pero llega un momento en que los ves como adultos, y los criticas como adultos, separados de ti. No los ves color de rosa como en la niñez. Esto llamó mi atención porque justo me está pasando esto con mis papás.
En el capítulo cuatro Cooper nos introduce a su idea de una terapia antipsiquiátrica basada en una forma de organización social proclamada comunidad terapéutica relacionando al “paciente” con los demás. Esta relación debe ser tal que en la estructura total se debe mantener inviolada la soledad como interioridad enriquecedora, mientras que al mismo tiempo por medio de contacto entre los mundos interiores y exteriores existe una comunidad. La idea es que el paciente se fragmente y la comunidad lo ayude a reintegrarse. Me encantó que en la ejecución de este proyecto en la Villa 21 se rompiera la visión paciente-personal, aquí Cooper contradice a la psiquiatría al evitar que los pacientes sufrieran de la violencia sutil por la que normalmente pasarían en un instituto psiquiátrico normal. Esta eliminación de la jerarquización formal llegó a tal punto que se decía que la diferencia entre el paciente y el personal era que el paciente vivía bajo una frustración sexual mientras que el personal no
Los primeros capítulos de antipsiquiatría nos introducen al campo de la psiquiatría, nos enseña como esta ciencia diferencia entre una persona sana y una persona enferma, nos muestra las dificultades en cuanto al diagnóstico y como se llevan a cabo algunos de los tratamientos. Así mismo nos enseña las dificultades que presentan los pacientes internados en una institución psiquiátrica y como sufren de violencia. También nos muestra la importancia que juega la familia en el caso de la esquizofrenia.
En los primeros párrafos del capítulo uno Cooper nos dice que existen conductas diferentes que existen a causa de procesos biológicos como enfermedades del cerebro y que existen otras conductas “anormales” que no son explicables en los términos de ningún proceso biológico conocido y que estas últimas son clasificadas como “anormales” por las personas que interaccionan con el paciente. Aquí me pregunto si realmente estas conductas diferentes pueden considerarse una enfermedad o si son variaciones de la conducta humana que aún no comprendemos o que no encajan en nuestra percepción de lo normal pero que no por eso son enfermedades que necesitan un tratamiento.
Lo que más me llamó la atención de los primeros capítulos de la lectura de Cooper sobre antipsquiatría es la parte en la que dice que los pacientes “enfermos” sufren de violencia por parte de las personas “sanas” que interactúan con él. Cooper dice que el término "violencia" se refiere a un sentido de acción corrosiva de la libertad de una persona sobre la libertad de otra, esto se ve reflejado en el caso de Eric quién es acusado, de cierta forma, de ser esquizofrénico por parte de sus padres sólo por presentar algunos episodios violentos. Aquí cómo podemos decir que Eric en verdad tiene una enfermedad. Leyendo el ejemplo que da Cooper, en mi opinión, el caso de Eric no es una enfermedad y ni siquiera podría decirse que es un caso de esquizofrenia. Entonces por qué fue diagnosticado y tratado como uno. ¿Podría ser que la segunda vez que fue internado se debiera a los tratamientos de la primera vez que fue internado?
La idea de Cooper es realizar una terapia de comunidad donde el objetivo de esta es permitir libertades, en situaciones en las que las personas puedan estar juntas de modo tal que les sea realmente posible dejar a solas a cada uno de los miembros. También Cooper nos dice que los encuentros grupales familiares son muy importantes para dicho tratamiento, con esto nos resalta la importancia que juega el papel de la familia en la esquizofrenia. El “éxito” relativo de la Villa 21 nos muestra que para que una terapia de este tipo pueda tener un desarrollo ulterior debe estar fuera de los confines de una institución más grande que la restrinja y la regrese a la práctica normal o clásica. Al final Cooper nos dice que la tarea de la psiquiatría consiste en permitir y en ayudar a que el paciente siga viviendo como persona a través del proceso de destrucción y posterior reestructuración de su medio interior.
En esta lectura Cooper nos introduce a lo que es la psiquiatría, lo que se me hace muy interesante es como resalta que la psiquiatría es practicada por personas “sanas” para personas “locas”. También nos muestra un ejemplo de un chico (Eric) diagnosticado con esquizofrenia y cómo es importante el papel de la familia en esta enfermedad.
Hoy en día a pesar de tener más conocimientos sobre la función y fisiología del cerebro, todavía nos falta mucho por recorrer para lograr comprender la mente humana. Cooper menciona que la psiquiatría tiene un índice de fracaso alto en sus tratamientos, esto me hace pensar que tal vez esto se deba a la dificultad que presenta esta ciencia en cuanto a la definición de enfermedad y cura, que como se mencionó en clase no puede ser la misma que se utiliza en la medicina tradicional ya que el cerebro es mucho más complejo, sin mencionar el aspecto variable de la individualidad del cerebro, como para sólo anotar los síntomas y ejecutar un tratamiento que liberará al paciente de su enfermedad.
El estudio vertical y horizontal para comprender la conducta del paciente se refiere a su desarrollo en la familia y retrocede hasta los orígenes familiares de sus padres, también incluye sus reacciones de “aquí” y “ahora”. Básicamente Cooper nos dice que para que una persona que está enferma mentalmente se “cure” necesita fragmentarse y unificarse nuevamente y pone en práctica sus teorías en la Villa 21 donde rompe con los roles clásicos de paciente y personal. Me llamó la atención una parte que dice “quizá la característica esencial del liderazgo auténtico es la renuncia al impulso de dominar a los otros. Dominación significa control de la conducta de los otros cuando esa conducta representa para el líder aspectos proyectados de su propia experiencia” aquí Cooper contrasta la diferencia entre la psiquiatría (dominación de la conducta) y de lo que él trata de hacer con la antipsiquiatría que es eliminar esta dominación de la conducta de los enfermos y dejar de amoldarlos en gente sana.
En los primeros capítulos de antipsiquatría Cooper nos muestra que existe muy poco conocimiento sobre lo que son las enfermedades del cerebro que no son explicables por medios de procesos biológicos y que existe muy poco conocimiento explícito sobre lo que ocurre realmente cuando alguien es internado en un hospital psiquiátrico. También menciona que problema de las enfermedades mentales no son culpa de la persona “enferma”, sino que se debe a una red interectuante de personas de la cual el paciente internado es abstraído mediante un truco conceptual previo. Para lo que Cooper dice que “uno se siente tentado a considerar la hipótesis de que en las familias "psicóticas" el paciente esquizofrénico identificado por su episodio psicótico está tratando de liberarse de un sistema alienado, y es por lo tanto en cierto sentido menos "enfermo" o, por lo menos, no tan alienado que los vastagos "normales" de las familias "normales".
Cooper dice que la meta de la terapia en comunidad es comprender la conducta presente del paciente y la presentación esquizofrénica de sí mismo. En el siguiente capítulo nos describe su proyecto practicado en la Villa 21, en este lugar Cooper logra que exista grado de libertad de movimiento mayor que el que consienten los roles altamente artificiales de “personal” y “paciente” impuestos por la psiquiatría convencional a tal punto en el que se elimina esta clasificación. Al final, mi parte favorita, fue en la que comienza a hablar de la curación y de cómo la psiquiatría tradicional busca esta curación, de cómo esta palabra implica el tratamiento químico para hacerlas más útiles y de mejor gusto, en este caso, a las personas y de cómo esto va en contra de restaurar la salud. Me gustó porque nos enseña esta parte inhumana de la psiquiatría y de cómo invalidamos a las personas que son diferentes a nosotros, ¿quién nos dio el derecho de curar a otra persona para que se acople a nuestro gusto?
La violencia en psiquiatría es sutil y sinuosa, impartida por las personas "sanas" contra los "locos". La definición de la salud y la locura son confusas, y quienes se aventuran en ella son tan uniformemente aterrorizados por los indicios de lo que podrían encontrar, no solamente en "los otros", sino también en sí mismos.En lo personal, el esquema de locura-salud que propone Cooper me hizo reflexionar acerca de si realmente todos llegamos a un punto de normalidad y qué tan bueno es llegar a ése punto; dado que desde mi perspectiva, pareciera un punto pasivo gobernado por la ecuanimidad, y si éso conlleva al camino de los sanos, preferiría estar loca toda mi vida. El aprendizaje del rol parece ser más una arma biopolítica disfrazada. En algunas ocasiones, (y ésto ocurría con mayor frecuencia en décadas anteriores, donde un comportamiento "anormal" era directamente relacionado con patologías, en ocasiones inexistentes del cerebro), el tratamiento psiquiátrico es un condicionamiento a un conformismo forzado;
En la primera lectura Cooper dice “desde la matriz pasamos al nacer al casillero de la familia, desde la cual avanzamos hacia el casillero del a escuela y que cuando dejamos la escuela estamos tan condicionados y habituados al encasillamiento que en adelante nosotros mismos erigimos nuestro casillero, hasta que nos morimos”. Este enunciado muestra la necesidad del humano por clasificar todo a su alrededor, incluso a nosotros mismos; esta tendencia se ve en la clasificación que hay entre una persona “sana” y una persona “enferma”, o entre conductas “normales” y conductas “anormales”, por lo que yo entendí de estos primeros capítulos, en la psiquiatría si presentas una conducta anormal entonces eres una persona enferma y que debe ser tratada, y como dice Cooper esto representa un acto de violencia hacia la persona “enferma”.
En la segunda lectura se deja ver lo innovador de la propuesta de Cooper en su tratamiento antipsiquiátrico de terapia en comunidad; a diferencia de la psiquiatría este tratamiento es grupal y no individual, las experiencias psicóticas pueden conducir a un estado humano más avanzado si son guiadas correctamente y que la interferencia psiquiátrica impide este mejoramiento. Una de las cosas que me llamaron la atención fue la elección del personal de enfermería, Cooper optó por enfermeros jóvenes que su actitud hacia el trabajo era menos probable que hubiera sido deformada por la institucionalización, esto se me hiso muy relevante ya que nos muestra un poco la rigidez de la psiquiatría tradicional y pone en evidencia su objetivo mencionado en capítulos anteriores sobre tratar a la enfermedad y no al enfermo, y de cómo busca que el paciente sea “normal” cuando debería buscar que sea “funcional” en la sociedad aunque siga estando loco.
En la segunda parte del texto, coincido bastante con Cooper cuando expone que para lograr un cambio en el comportamiento no sólo de un paciente, si no de un individuo; es necesaria una deconstrucción y una posterior construcción de un nuevo yo. Estoy de acuerdo con Cooper en que con la guía correcta, la experiencia "psicótica" puede conducir a un estado humano más avanzado, siempre y cuando no exista una patología fisiológica que sea la causante directa del estado de locura del paciente. La idea de la separación de pacientes en la villa 21 me pareció muy acertada, y más aún el hecho de que se quisiera romper con los roles de paciente y personal, pienso que los pacientes con crisis psicóticas más que un "personaje que les dé órdenes" , que les diga lo que está bien o mal o pueden o no hacer, necesitan cierta cercanía que les dé un poco de confianza y minimizar el impacto negativo que podría ejercer el ingreso a una institución psiquiátrica sobre el paciente, para entonces ambos encontrar el mejor camino en beneficio.